LO TUYO, LO MÍO, LO DE ÉL


El retrato supone la inmediatez de una imagen que detecte las características y rasgos esenciales de una persona. Pero —como retratistas— no podemos separarnos de nuestra propia experiencia, ni de la susceptibilidad que propone cada curva que reposa en la identidad de nuestros retratados. Amigos, familiares y personas a quienes —tal vez— nunca volveremos a ver, han resultado ser, en su quehacer cotidiano, parte de un experimento en el que, como en la mayoría, el resultado es incierto hasta su advenimiento. Esa incertidumbre se desvanece en el momento en que el montaje de la muestra se hace presente y genera la posibilidad de ratificar nuestra propia experiencia de vida como el punto de partida fundamental de nuestras obras. 

Lo tuyo 
bio-retratos 
Con el simple contacto de un medio de cultivo sobre el cuerpo del retratado, Luciana logra aislar, y posteriormente generar, el crecimiento de los microorganismos que se encontraban en él. Estos organismos microscópicos (bacterias y hongos) son capaces de vivir y adaptarse a diferentes superficies y microambientes; uno de ellos, precisamente, es el cuerpo humano. Después de la multiplicación in vitro de cada uno de estos huéspedes, la artista escoge algunos de ellos —que considera lo esencial del retratado—, selecciona los fondos y realiza la toma fotográfica. Entonces lo invisible deja de ser un inaccesible. Este protocolo de trabajo microbiológico con fines artísticos, este desocultamiento, es lo que Luciana denomina bio-retratos.

Lo Mío
retratos-bio
A partir del registro fotográfico de mis encuentros con personas y objetos utilizo el dibujo (intervenido digitalmente) como medio para crear imágenes que reflejen no sólo la cotidianidad de esos encuentros, sino el albedrío del y de lo representado.
El dibujo funciona como mecanismo que inaugura los procesos de mi propia reflexión, estableciendo una correspondencia íntima y catártica con mi propia historia.
La trama intensifica mi propósito de crear compatibilidades entre las propiedades del dibujo como disciplina tradicional, y la práctica tecnológica —sus herramientas—, uniéndolas, no sólo desde la imagen, sino también desde el significado formal y metafórico que la trama propone. 
Lo retratado no es más que mi propio reflejo en ese individuo o cosa que “posa”; por lo tanto, esos encuentros cotidianos —que son también los míos— pasan a relatar mi propia biografía, lo que denomino retratos-bio.

Lo de él
Los bio-retratos y los retratos-bio no hacen más que evidenciar dos maneras de concebir cuestiones físicas y filosóficas de nuestra humanidad, creando un acceso directo a lo visible y a lo no-visible, no como opuestos sino como, siguiendo a Merleau-Ponty— una dualidad no resuelta, una equivocación.

Esa equivocación, presente en la complicidad (él) retratado-retratista, documenta parte de la vida de ambos, desde el momento en que decidimos realizar esta muestra e incluimos a nuestro propio entorno en ella, hasta que la lectura que ofrecen estas líneas es aceptada.



Pablo Silvestri
Rosario, 2009.